La racionalización energética en el diseño y en el funcionamiento de los edificios junto con el transporte que los interrelaciona puede representar un papel importante en la reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera a nivel global. La mayor eficiencia energética de los edificios, ayudados de un aprovechamiento directo de la energía eléctrica producida mediante instalaciones basadas en las energías renovables, pueden ser rentables económicamente en la actualidad. El uso del hidrógeno como energía almacenable, utilizable en el transporte y producido con energías renovables asociadas a los edificios, puede ser rentable a medio plazo, si se cumplen las expectativas de disminución de costes de instalación. Si el hidrógeno producido se destina a la producción de energía eléctrica, la rentabilidad se atrasará en el tiempo a un escenario de mayor reducción de costes de instalación. Estos escenarios de rentabilidad se pueden aproximar en el tiempo, si se producen mayores índices de incremento de la tarifa eléctrica y precio del petróleo.